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Entremés del poeta

Entremés del poeta

Personas:
Don Tristán
Don Reimundo
Mochales
Un alguacil
Damas
Salen Don Reimundo y Mochales.
MOCHALES
En fin, ¿qué estáis también vos convidado?
REIMUNDO
Un mes ha que me tiene a mí citado.
MOCHALES
Tendremos un buen rato,
que el Don Tristán es bravo mentecato,
así no más cual suena.
REIMUNDO
Que haya hecho comedia, mala o buena,
no lo puedo creer; yo pierdo el seso.
MOCHALES
También dudaba eso,
mas que las hace es cosa conocida.
REIMUNDO
Tal ignorante no lo vi en mi vida.
MOCHALES
Siempre está trabajando:
doce comedias ahora está acabando
y aun dice que ha de hacer, si se le antoja,
más comedias que uvas tiene Loja.
Mas tened, que a su cuarto hemos llegado
y está allí el licenciado,
divertido, escribiendo.
REIMUNDO
Oigamos, que quizá está componiendo.

Descúbrese Don Tristán escribiendo.

TRISTÁN
Para «probanza», «danza»;
no va bueno: «carranza»;
quita, quita allá: «panza»;
peor está: «mostaza»; ya me alcanza:
este sí me venía lindamente,
mas fáltale una ene solamente;
pero por una letra no es precepto
que haya yo de perder un buen concepto.
MOCHALES
¿Qué os parece?
REIMUNDO
                      Que es loco de capricho.
TRISTÁN
Veamos cómo sale aqueste dicho:
«Porque el riesgo, señor, de la probanza
se le parece mucho a la mostaza:
que es simple si no pica
y hace llorar a todos si repica».
REIMUNDO
El término repica es escusado.
MOCHALES
¿Paréceos si compone el licenciado?
REIMUNDO
A risa me provoca lo que escucho.
TRISTÁN
Lo mismo es repicar que picar mucho.
MOCHALES
¿Veis si es poeta?
REIMUNDO
                         Vive Dios eterno,
que puede ser poeta del infierno.
TRISTÁN
¿Quién? Caballeros, sean bien venidos;
aquí hay unos asientos prevenidos.


MOCHALES
¿Estabais trabajando?
TRISTÁN
Estaba a toda priesa aquí acabando
un par de comeduelas.
REIMUNDO
                                       ¡Rara cosa!
Siendo una cosa tan dificultosa,
¿a pares las hacéis?
TRISTÁN
                             Pues ¿qué os espanta?
REIMUNDO
¿Cosa que tiene dificultad tanta
hacéis tan fácilmente?
TRISTÁN
¿No véis que soy poeta de repente?
MOCHALES
No quería creerlo Don Reimundo.
TRISTÁN
Aquesa es la ignorancia de este mundo:
piensan que los que hacen las comedias,
las óperas, zarzuelas y tragedias,
que son algunos hombres encantados
que andan por esos aires remontados,
tocando violones
y que son de oro o plata sus facciones.
Hombres de carne son como nosotros
y difieren muy poco unos de otros;
aunque poeta he hallado
no ser de carne, sino de pescado,
pues con caña y anzuelo
pesca versos al vuelo.
De toda tierra la carne fue formada,
el poeta fue hecho de la nada;
conque cualquiera que quisiere sello
vuélvase loco y se saldrá con ello,
que aunque los versos aprovechan poco,
ya por lo menos se ha de quedar loco.
REIMUNDO
Digo que yo me doy por convencido.
MOCHALES
Es el señor Tristán muy entendido.
TRISTÁN
Pues a tiempo tan bueno habéis llegado
a ver a lo que os tengo convidado,
ya enseñároslo trato,
para que ustedes tengan un mal rato.
REIMUNDO
Será muy bueno.
MOCHALES
                          Y de mi gusto mucho.
REIMUNDO
Yo ya atiendo.
MOCHALES
                    Decid, que yo ya escucho.


TRISTÁN
De Príamo y de Tisbe es esta historia,
que ustedes la tendrán muy de memoria.
REIMUNDO
Aquesa ya está escrita.
TRISTÁN
                                                        Ese es el cuento,
que yo la escribo por diverso intento.
MOCHALES
¿Que en aquesto hay intentos diferentes?
TRISTÁN
Sí, y hablan en ella los siguientes:
Príamo, un tío suyo
que para hacer papel también le incluyo–,
su padre –barba– y una hermana moza,
dos lacayos, cocheros y carroza,
cuatro mulas…
REIMUNDO
Tened, por Dios, os digo,
y advertid, buen amigo,
que hablen las mulas es acción cruel.
TRISTÁN
No hablan, pero hacen su papel;
y, cuando hablaran, no me dieran zurra,
pues todos saben cómo habló una burra.
REIMUNDO
¿Burra?
TRISTÁN
           Sí, señor.
MOCHALES
                          ¿Cuál, señor Tristán?
TRISTÁN
¿Cuál, dice usted? La burra de Balán.
MOCHALES
Ha dicho lindamente.
TRISTÁN
Ya he dicho que soy poeta de repente.
Tisbe –primera dama–, seis criadas
–las tres doncellas y las tres casadas–.
REIMUNDO
¿Y por fuerza han de ser, decid, doncellas?
TRISTÁN
No, bastará con que lo digan ellas
para que no salgamos del corriente.
REIMUNDO
¡Que haya quien tal diga!
MOCHALES
                                             Lindamente
lo ha dicho.
REIMUNDO
             ¿Hay tal menguado?
MOCHALES
¿Quieres callar? Por Dios, que va extremado.
REIMUNDO
¡Jesús, qué salvajadas!
TRISTÁN
Los tres maridos de las tres casadas
y cinco hijos de ellas,
otros tres hijos de las tres doncellas.
REIMUNDO
Tente, hombre. ¿Hay lances más prolijos?
¿Cómo doncellas han de tener hijos?
TRISTÁN
Pariéndolos. ¿Qué son vuestras querellas?
REIMUNDO
¿Cuándo, hombre?
TRISTÁN
                               Antes de ser doncellas.
MOCHALES
Ha dicho lindamente.
REIMUNDO
No, sino muy mal, aunque reviente.
Vive Dios, que es un loco.
TRISTÁN
De achaques de doncellas sabe poco.
MOCHALES
Tristán, decís muy bien, id adelante.
TRISTÁN
La diosa Venus con un disciplinante,
siete u ocho lacayos,
cien enanos, ochenta papagayos.
REIMUNDO
Tente, cristiano, tente:
¿pues adónde han de ir por tanta gente?
Yo he de perder el seso.
TRISTÁN
No me toca a mí eso.
Yo escribo la comedia sin que cuente,
y ellos que se la vistan o revienten.
MOCHALES
Dice famosamente.
REIMUNDO
                                 Oírle es vicio.
Este hombre me ha de hacer perder el juicio.
TRISTÁN
También las seis parroquias.
REIMUNDO
                                                       Ese es yerro.
¿Para qué es eso?
TRISTÁN
                        Para que haya entierro,
que Príamo se muere de contado
y lo hemos de enterrar como hombre honrado.
MOCHALES
Ha dicho lindamente.
REIMUNDO
Que he de perder el juicio es evidente.
TRISTÁN
Músicos y criados, lo ordinario.
Y habrá en el vestuario
una cueva en un lado,
adonde Príamo estará sentado
espulgándose al sol.
REIMUNDO
                                 ¿Hay tal intento?
Me hará perder el juicio este jumento.
¿Qué más dejáis para un descamisado?
TRISTÁN
¿Pues qué pensáis, que era algún potentado?
REIMUNDO
¿Pués qué era?
TRISTÁN
Un pobre hijo de vecino,
que cenaba un gigote de pepino.
MOCHALES
Razón tiene.
REIMUNDO
               ¿Hay más rara maravilla?
TRISTÁN
Habrá al otro lado una camilla,
muy bien aderezada,
adonde estará Tisbe recostada,
curándose una fuente
que tendrá en una pierna.
REIMUNDO
                                                ¡Que esto intente!
¿Y si no tiene fuente?
TRISTÁN
                                     Que se la haga;
demás que bastará cualquiera llaga.
REIMUNDO
¿Y si llaga no tiene, hombre inhumano?
TRISTÁN
Que se la haga cualquiera cirujano,
y para curarla luego
el darle es fácil un botón de fuego.
MOCHALES
Ha dicho lindamente.
REIMUNDO
No ha dicho si no es muy malamente.
TRISTÁN
Hecho esto, en los instantes,
para que no se vean los amantes,
ha de caer en medio del tablado
un tablón, que esté bien enjalbegado,
que finja ser pared; y si pudiera
ser hecha de ladrillo, bravo fuera.
REIMUNDO
¿Hay tan loca porfía? 
¿Pues por qué no la hacéis de cantería
y estará más hermoso?
TRISTÁN
No querrán ellos, que eso es muy costoso.
Habrá un planchón también de cal y arena.
Hecho esto así, empiece norabuena.
Príamo habla y dice: «¡Ay, Tisbe mía,
bien mío, si te viese en Berbería!»
REIMUNDO
¿En Berbería? Que es locura veo.
TRISTÁN
Es exageración de su deseo.
REIMUNDO
¡Jesús, qué disparate!
MOCHALES
Lindamente lo ha dicho, no se mate.
TRISTÁN
Ahora dice Tisbe: «¡Ay, Príamo mío,
si en mis brazos te viera yo judío!»
REIMUNDO
¿En sus brazos, judío? No convengo.
TRISTÁN
Si usted no entiende, ¿yo qué culpa tengo?
Si usted lo desentierra,
aqueste verso gran concepto encierra:
pues siendo esperar propio en el judío,
teniendo ella postrado su albedrío
y entre sus brazos deseando hallarse,
dice con este afecto al declararse
entre sus penas fieras:
«¡Oh si judío de mis brazos fueras!»,
que es decir: «¡Oh si en tiernos abrazos
esperanzas tuvieras de mis brazos!»
MOCHALES
Vive Dios, que es concepto,
sin que siga del arte algún precepto.
TRISTÁN
Viene ahora en una nube de contado
Venus volando por cima del tablado,
haciendo un ruido fuerte,
y dice de esta suerte:
«Ánimo, hijos, que estamos acá todos
y de vuestro remedio traigo modos.
Por vida de mi hijo Cupidillo,
que ahora habéis de ver, por mi gustillo,
de mi valor bien claros testimonios
y vaya esa pared con mil demonios».
Ahora el paredón que está delante
ha de volar a lo alto en un instante,
que será muy lucida esta apariencia;
y para ejecutarlo con violencia,
ved el ardid que tengo:
dos barriles de pólvora prevengo,
que pegándole fuego con presteza
lo harán volar com grande ligereza.
REIMUNDO
¿Qué dices, hombre? ¿Estás endemoniado?
¿No ves que ha de volar casa y tablado
y que se ha de volar la gente toda?
TRISTÁN
Señor mío, pues eso se acomoda
con hacer la comedia en despoblado,
y con esto, el teatro retirado,
con lo que retrocede,
la gente peligrar así no puede.
REIMUNDO
Y, digo, los que están representando,
¿cómo se han de librar?
TRISTÁN
                                         ¿No andan volando,
que mil veces lo vi, por su albedrío?
Pues vuelen esta vez por gusto mío.
REIMUNDO
Yo he de perder el juicio
y temo un precipicio,
y por no oír tan fieros desatinos
al infierno me iré por mil caminos.
TRISTÁN
Salen volando cien escaparates…
Sale un Alguacil.
ALGUACIL
La justicia está aquí.
REIMUNDO
                                 ¿Hay más dislates?
TRISTÁN
¿Cómo en mi casa así?
ALGUACIL
                                      No hagáis extremos,
callad ahora, que luego ya hablaremos;
porque a prenderos vengo de contado,
que el mandamiento traigo aquí firmado.
TRISTÁN
¿Cúyo es el mandamiento, noramala?
ALGUACIL
Firmado de la sala.
TRISTÁN
Si de la sala es, erró el intento,
que ha de ser, para mí, del aposento.
REIMUNDO
Vive Dios, que me huelgo del suceso.
MOCHALES
¿Por qué causa lo dice ahora eso?
ALGUACIL
Porque con indecencia
a componer se atreve sin licencia.
TRISTÁN
A mí, licencia nunca me ha faltado,
que desde que nací soy licenciado
y tengo mil probanzas.
ALGUACIL
Amigo, no es de burlas, deje chanzas,
porque llevarle preso así convino.
TRISTÁN
Jurisdicción declino.
MOCHALES
¿No ves que es licenciado?
ALGUACIL
También el eclesiástico ha firmado.
TRISTÁN
Pues declino también.
MOCHALES
                                       Teneos en eso,
que no tenéis de ir preso.
ALGUACIL
Pues decid lo que ha de ser esta vez.
TRISTÁN
Solo a Apolo conozco por mi juez;
por ministros, las musas y el Pegaso;
y por mi cárcel, el monte Parnaso,
cuyo favor invoco.
REIMUNDO
Sin juicio él está.
MOCHALES
                          Él está loco.
TRISTÁN
Ay, Apolo divino,
a tu sagrado me acojo.
Salen las Damas.
DAMAS
Ya te ayuda de contado
su gran sabiduría
y a nosotras envía
para que te ayudemos
y como sus ministros te libremos,
porque Apolo está ya muy satisfecho
de que no has de hacer cosa de provecho.
Y para festejar esta licencia
bailemos por que acabe la pendencia.
REIMUNDO (canta)
Dígame, el ser poeta
¿en qué consiste?
TRISTÁN
En decir mal de todos
cuando se escribe.
UNA DAMA (canta)
Dígame si es difícil
el hacer versos.
TRISTÁN
Si son como los míos,
fácil es eso.